Carta abierta a un becario de investigación

Estimado becario de investigación,

El curso ha finalizado y los alumnos de último curso empezáis a daros cuenta que, de la noche a la mañana, habéis pasado de ser estudiantes cuya máxima preocupación es aprobar vuestros últimos exámenes a formar parte de ese grupo cada vez más numeroso de profesionales que deben salir al mercado laboral a buscarse la vida…y el momento que os ha tocado vivir se las trae.

Debido a las dificultades existentes a la hora de encontrar trabajo, muchos egresados (odio esa palabra) habéis decidido empezar lo que yo llamo la “maratón universitaria”, compuesta de Máster, Doctorado, Tesis Doctoral, estancia postdoctoral en el extranjero, contrato de Reincorporación y obtención de la plaza definitiva…. “así de fácil”.

En estos últimos días del mes de Julio, varios alumnos de diferentes carreras os habéis puesto en contacto conmigo para comentarme vuestro interés por trabajar en nuestro departamento y comenzar así la maratón que, después de una media de entre doce o trece años de peregrinaje os llevará, en el mejor de los casos, a obtener la plaza definitiva…o no.

Sin embargo, y antes de que os embarquéis en la misma maravillosa aventura que yo comencé hace ya dieciocho años, me gustaría dedicaros unas palabras.

En la Universidad española, al menos en la que yo desarrollo mis labores docentes e investigadoras, estamos necesitados de “mano de obra” que saque adelante la cantidad de proyectos de investigación en los que estamos involucrados y a los que cada vez dedicamos menos tiempo debido, entre otras cosas, a que nos pasamos la vida rellenando papeles gracias a mi “querida” reforma de Bolonia…pero eso es otra historia.

Por ello me sería muy útil, y al misma vez muy fácil, convencerte de que empieces a trabajar en mi laboratorio. Solamente tendría que hablaros de lo maravillosa y satisfactoria que es la investigación científica, de lo reconfortante que es el trato con los alumnos en clase, de lo gratificante que es la vida de funcionario una vez que logras tu plaza definitiva…pero no lo voy a hacer…yo no.

Sé que a veces os ponen todo de color de rosa, os prometen el oro y el moro, os regalan los oídos…pero también sé que, después de meses o incluso años, esperando infructuosamente la ansiada beca de investigación con la que empezar la maratón universitaria y que os permita afrontar la realización de la Tesis con un sustento económico, os dicen que aquello de “no pudo ser” y a otra cosa mariposa.

No me parece bien. Quien haga eso es que, en el mejor de los casos, desconoce la situación real de la investigación en España.

Podría centrarme en lo difícil que está conseguir una beca postdoctoral para realizar una estancia en el extranjero, lo casi imposible que es obtener un contrato Ramón y Cajal que os permita regresar, tras dos años en el extranjero, a este laboratorio, o lo de lo mal que se pasa intentando estabilizar la plaza….pero como eso queda muy lejos, voy a hablaros solamente del primer paso…la obtención de vuestra beca predoctoral para obtener el grado de Doctor.

Creo sinceramente que realizar una Tesis doctoral sin beca de investigación es muy complicado. A pesar de que al principio mucha gente lo intenta basándose en su ilusión personal o incluso en un sustento económico ajeno a su trabajo diario, es duro estar durante cuatro largos años en un laboratorio sufriendo a diario sin un sueldo a final de mes…y más cuando a otros compañeros con los que trabajáis codo con codo sí han recibido esa ansiada beca.

La mayoría de las beca predoctorales se concede valorando únicamente las notas que hayáis obtenido en la carrera. Al contrario que mucha gente, yo sí pienso que él mejor sistema para otorgar una beca de investigación a un estudiante que acaba de finalizar sus estudios es a través de su expediente académico. Por ello, cuando os denieguen la beca por unas míseras décimas os acordaréis de esas asignaturas que parecían poco interesantes y en las que decidisteis no esforzaros un poquito más para sacar un sobresaliente o un notable en vez de un aprobado.

No soy un ingenuo, al menos en estos temas, y sé, por propia experiencia, que eso no significa que ese alumno sea el que mejor se va a desenvolver en el laboratorio pero… ¿podría alguien decirme otra alternativa para conceder una beca predoctoral de forma justa? Yo no la conozco.

Podéis pensar que os estoy quitando cualquier esperanza de llegar al final de la maratón con éxito…pero no. Nada más lejos de la realidad. Ahora os voy a explicar cuál es la otra cara de la moneda.

Quiero que os quede claro que, si a pesar del paisaje tan gris que os estoy describiendo, decidís embarcaros en esta maravillosa aventura, no dudéis que vais a tener en mí todo el apoyo del mundo, que el departamento pondrá de su parte todos los recursos necesarios para que vuestra estancia sea lo más fructífera posible, que lo intentaré todo para que se os recompense vuestra valentía y dedicación y que vuestro trabajo obtendrá el reconocimiento científico que se merezca.

Eso sí, no os permitiré, al menos delante de mí, que os subáis al carro, tan de moda actualmente, de criticar a los “jefes” que deciden quién aparece como autor en un “paper” o quién acude a un congreso científico a presentar los resultados.

Por supuesto que vosotros seréis firmantes de esos trabajos, cosa que parece obvia pero no siempre se cumple, pero no debéis poner en duda la labor de gestión de los resultados obtenidos.

A veces se cae en la trampa de pensar que quien no se pone la bata para meterse en un laboratorio no debe ir como autor de un trabajo o asistir a una reunión científica a exponer los resultados obtenidos pero…¿Quién ha obtenido los recursos económicos para que se pueda hacer esa investigación?¿Quien ha gestionado la creación y el desarrollo del grupo de investigación?¿Quién ha buscado la bibliografía hasta encontrar un problema que abordar científicamente?¿Quién ha diseñado y redactado el proyecto de investigación bajo el cual se desarrollan sus estudios?

Es condición humana que todos, incluido quien les escribe, una de las personas más inconformistas, rebeldes y con menos mano izquierda que hayáis conocido, nos rebelemos ante lo que nos puede parecer una injusticia. Sin embargo, os puedo asegurar que el paso de los años te enseña a ver las cosas de otra manera y, sobre todo, a confiar en la gente que te ha apoyado desde tus comienzos.

Concluyo. Creo sinceramente que el reto de intentar triunfar en la maratón universitaria merece la pena, que al final del durísimo camino que os he descrito hay una recompensa que, sin lugar a dudas, es grandiosa.

Personalmente me siento un privilegiado por poder trabajar en lo que considero tres de mis grandes hobbies, la investigación, la docencia universitaria y la divulgación científica. Además me pagan por ello y, aunque jamás me haré rico, tengo una estabilidad que me permite tener una gran calidad de vida.

Si os he planteado este camino lleno de espinas es porque quiero tener la conciencia tranquila y no me gustaría que alguna vez podáis echarme en cara que no os describí lo dura que es la carrera investigadora pero, os puedo asegurar, que a pesar de que en mi particular maratón he sufrido mucho desgaste profesional y personal, volvería a embarcarme sin pensármelo dos veces.

Estaré encantado de recibiros en mi laboratorio en Septiembre pero, por si decidís no hacerlo, yo ya estoy preparando a una futura becaria. Sé que a lo mejor es un “poco pronto” para que empiece la maratón universitaria pero os aseguro que corriendo no hay quien la pille. Eso sí…jamás dormiré tranquilo acepte o no mis consejos…es la excepción que confirma la regla.

Jose

Nota:

Con esta última fotografía participo en la I Edición de Verano del Carnaval de Biología en su versión «Biofotografía» que se celebra en el Blog «Microgaia».